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Palabras de un AE... Damasia Amadeo de Freda

Actualizado: 24 ago 2020




Una nueva significación del goce

De los seis paradigmas, el segundo se caracteriza por la incorporación del goce imaginario al orden simbólico. Esta particularidad atañe a la pulsión en el desfiladero de la demanda, pero también al deseo como metonimia de la falta en ser e incluso concierne al fantasma, cuyas imágenes son transformadas ahora en significantes. Este periodo de la enseñanza de Lacan, que Miller traza de un modo muy comprimido en una de las clases de su curso “La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica”, encuentra en el grafo del deseo un modelo donde apoyar las ideas.

Lo paradigmático aquí es ese primer trenzado entre dos registros. El carácter mortífero del registro imaginario, que es por donde el goce transita en el primer paradigma, se conserva en el segundo, pero ahora esa mortificación es producto del lenguaje como tal, en tanto el significante también mata a la Cosa, según Lacan.

Recordemos que en el primero el goce se bifurca entre lo inercial del registro imaginario y la dialéctica que permite el diálogo, el cual produce una satisfacción que Lacan buscaba hacer trascender de lo individual a lo universal. El segundo paradigma une esa bifurcación previa del goce, y ahora este transita entre lo mortífero y lo vital que le aporta el lenguaje mismo. El síntoma y el chiste ejemplifican ambas caras, respectivamente.

Los seis paradigmas indican movimientos alternativos de unión y separación del binomio goce / significante: en el primero, el goce circula en lo imaginario y hace de muralla al orden simbólico; en el segundo, que es inaugural respecto de la inclusión del goce en el lenguaje, el resultado es su significación posible; en el tercero, el goce es real y barrera infranqueable al significante; en el cuarto, los dos términos se juntan nuevamente gracias a la estructura de corte que comparten (el goce está representado aquí por el objeto a); en el quinto, el discurso produce el objeto plus de goce, pero ese objeto está separado del sujeto del significante; en el sexto, el goce es migaja de lalangue y es con eso que el sujeto tiene que arreglárselas.

Ese gran arco que engloba al goce en la enseñanza de Lacan, condensado por Miller en seis momentos paradigmáticos, en definitiva muestra que, por el hecho de hablar, en el ser humano el goce está perturbado de entrada. No obstante esa afectación, el sujeto se empeña en querer recuperar lo perdido. El síntoma es también una forma de recuperación del goce perturbado por el lenguaje.

El psicoanálisis permite encontrarle una significantización nueva al goce mediante el tratamiento que hace del síntoma. El recorrido analítico transforma su cara mortífera en una satisfacción inédita. El pase es la posibilidad de editar esa satisfacción en un significante nuevo.

Buenos Aires, agosto de 2020

*Damasia Amadeo de Freda es AE de la Escuela Una (2019-2022, Buenos Aires, EOL)

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