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Una pregunta a... Rolando Gianzone (PV)

Rolando Gianzone. AP. EOL, Rosario. AMP


El goce discursivo


Miller desarrolla este paradigma, momento de la enseñanza de Lacan, referido a los Seminarios 16 y 17, como también Radiofonía.

Lo llama discursivo porque Lacan define discurso como a la alienación y a la separación unificados. En el Seminario17 dice: Hay una relación primaria del saber con el goce, que Miller traduce como que hay una relación primaria de los significantes con el goce. La noción de discurso le permite a Lacan establecer que la relación de los significantes con el goce es primaria y originaria. La relación con el goce es intrínseca al significante, entonces introduce la repetición como repetición de goce. Pero la fórmula de que un significante representa un goce para otro significante falla, al igual que falla el significante que representa al sujeto, porque queda el conjunto vacío al lado.

Esto demuestra que ninguna representación identificatoria es completa, por lo tanto esta representación tiende a repetirse. En los discursos, Lacan inscribe S1 representante del S/, pero así como es representado, al mismo tiempo permanece siempre por estructura irrepresentable. Al representar lo irrepresentable da lugar a la repetición del significante, dado que su principio es fallar la representación de manera completa.

Este S1 representa al S/, incluso en su parte irrepresentable, que Lacan define como el significante hace surgir el sujeto a costa de fijarlo. El S1 se puede escribir como un conjunto con un elemento que incluye de manera invisible el conjunto vacío. Se tiene la representación del sujeto y al mismo tiempo su ser de falta, que podría surgir si se borrara S1. Al representarlo, el significante hace surgir al sujeto y lo fija al mismo tiempo que elude su vacío constitutivo. Miller se pregunta de qué materia prima Lacan lo hace surgir.

En Posición del inconsciente, parece que Lacan insinúa que el estatuto de esta materia prima es un ser previo, misterioso, que todavía no tiene palabra, y donde se inscribe este aparato significante que hará un sujeto tachado.

Ese ser previo al sistema significante se trata de un ser de goce, de un cuerpo afectado por el goce. El punto de inserción del aparato significante es el goce.

En este quinto paradigma existe una equivalencia entre el sujeto y el goce. A diferencia de la autonomía de lo Simbólico, el significante es aparato de goce.

Esto confirma que habría una relación primitiva del saber con el goce. Lo que circula y se vehiculiza por la cadena significante como sujeto: verdad, muerte, deseo, es retraducido como el goce.

En el cuarto paradigma hay una pérdida que afecta la vida, una pérdida natural de vida que se considera que viene de la naturaleza de la vida sexuada misma. Este cuerpo sexuado introduce una pérdida, que en este quinto paradigma se presenta como un efecto del significante, esta pérdida de goce es significantizada. Esta relación primitiva es doble: -una primera fase de anulación y mortificación del goce, que Lacan escribe -ᵩ desde siempre como significante fálico, pero esta vez como pérdida, gasto de goce, entropía, efecto del significante; -y una segunda fase donde a lo anterior responde un suplemento de goce, y es allí donde Lacan introduce el objeto a, pero esta vez como plus de goce, como suplemento de la pérdida de goce y esto, aclara, sin transgredir o forzar nada, se escabulle como pura y simple repetición significante que vale como repetición de goce y no repetición del sujeto tachado. Esta repetición se funda en un retorno del goce y apunta al goce. Y como esta representación no es exhaustiva, sino fallida, condiciona la repetición.

Miller destaca lo que sostiene Lacan en el Seminario 17: “el saber es medio de goce”. Esto supone renunciar a la autonomía de lo Simbólico, en dos sentidos: efecto de falta y produciendo el suplemento plus de gozar.

Al partir de esta nueva enunciación, la “verdad” que es inseparable de los efectos del lenguaje y que está especialmente ligada al goce tachado, menos phi, prohibido, pasa a ocupar el lugar de lo anulado, de lo mortificado y del deseo muerto. De allí surgen las fórmulas: “La verdad hermana del goce” y “La hermanita querida de la impotencia”.

El goce fálico es reemplazado por el goce del plus de gozar, que es como toma cuerpo la pérdida entrópica. El desfasaje entre -ᵩ y a, entre la falta y su suplemento condiciona el principio de la repetición como forma fundamental del significante.

La consecuencia de todo esto es que allí donde había el sujeto hay en lo sucesivo el goce perdido.

Esta nueva lógica motiva un retorno al cuerpo e introduce una nueva problemática del fin de análisis, que concierne siempre en Lacan a la relación del sujeto con el goce. Relación esta que no es la misma bajo la forma del fantasma que bajo forma de la repetición, porque esta última opción conduce a un nuevo valor del síntoma.

Esta es una consecuencia clínica importante del fin de análisis que permite ir más allá del atravesamiento del fantasma variante del paradigma de la transgresión, como propuesta de ir más allá, en dirección del vacío y destitución del sujeto, caída del sujeto supuesto saber y la asunción del ser de goce.

La otra incidencia clínica importante de este paradigma es el “síntoma”. Repetición de goce, una constancia que no se concentra en el fantasma fundamental, sino que se extiende, perdura. El síntoma pasa a ser una relación con el goce que no se presta a la transgresión sino a un deslizarse equivalente a “arreglárselas con el síntoma” que tiene un valor completamente diferente.

Miller destaca el nuevo uso de la repetición de este último Lacan. En este paradigma se piensa el goce como plus de gozar, lo que colma pero no llena nunca la pérdida de goce, mantiene la “falta en gozar”.

Lacan toma el término plus de goce de la plusvalía de Marx, con la que éste denuncia la expoliación de goce, de allí su equivalencia.

Con el plus de gozar la lista de los cinco objetos a de la pulsión, incluida la nada, se extiende, se amplía, se desliga del repertorio natural de las pulsiones. Pasan a incluirse los objetos de la sublimación.

El objeto técnico de Marx es una imitación de todo esto y es el sentido que tiene en la sociedad de consumidores, eso mantiene a mucha gente entretenida.

Los objetos naturales a los que se les agrega los de la industria, los tecnocapitalistas, los de la cultura, o sea, de la sublimación, todo lo que puede colmar -ᵩ sin lograr hacerlo de manera exhaustiva. Los menudos objetos a de consumo, las letosas las llamó Lacan, que causan nuestro deseo e intentan tapar el vacío de goce aunque sea un ratito, porque la repetición no se detiene. Las migajas de goce también las llamó Lacan, que invaden nuestro mundo, su cultura, los distintos modos de sustitución de goce que hacen a nuestros diferentes y variados estilos de vida.

Se produce una división cada vez más intensa entre el cuerpo y su goce, y Lacan en el Seminario 17 destaca un corte entre la libido y la naturaleza que se traduce en una conexión entre la libido y la cultura.

Los síntomas contemporáneos se constatan como una clínica de los excesos en el cuerpo del hablanteser. La clínica psicoanalítica denuncia la disarmonía corporal, destaca el punto que hace trauma de lo libidinal del cuerpo. Inscripción que promueve la dimensión de la repetición.


Septiembre de 2020

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