Gil Caroz (Bruselas. Bélgica) AME.ECF. NLS. AMP
El término institución cubre una amplia gama de cosas. En el campo de la Salud mental -que nos concierne, pero del que nos distinguimos-, la serie dispar de instituciones se extiende desde el hospital psiquiátrico hasta las instituciones para niños, centros de salud mental, cuidados post-cura, tratamiento monosintomático, guarda judicial, etc. Tengamos en cuenta que el término institución además sirve para designar a sitios de formación para el psicoanálisis como nuestra Escuela, las escuelas y las estructuras que las rodean responden también a la " cuestión institucional". Vemos que este término indica un elemento de la estructura presente en varios discursos: político, médico, social, legal, y también en el discurso del psicoanálisis.
El recurso etimologíco de la palabra, que se refiere a la "cosa establecida" pero también a la "instrucción", no es realmente necesario para que reconozcamos en la institución una manifestación del discurso amo. En fin, el viejo paradigma institucional es la familia de Edipo en sus dos vertientes: la pendiente de las necesidades e ideales del padre, y la pendiente de la atención materna 1 . Sin embargo, al nombrar el mundo contemporáneo con la expresión Después del Edipo, Jacques-Alain Miller nos lleva a ampliar nuestra grilla de lectura para incluir otras "formaciones humanas" que tienen como esencia, Lacan dixit , la doble función de "refrenar el goce" 2 y relanzarlo a repetición. Después del Edipo, otras éticas vinieron a orientar a las instituciones, supliendo la fragilización del lazo familiar y ocupando el lugar vacante dejado por el padre: el pacto de los hermanos, el saber y la ciencia, el cientificismo, el contrato social, la utopía comunitaria, el despotismo, etc. En este nuevo panorama institucional, los casos más felices son aquellos que se dejan orientar por el psicoanálisis.
De la posibilidad de conjugar el psicoanálisis y una institución.
La cuestión del modo de presencia del psicoanálisis en una institución social, educativa o de salud mental es tan antigua como el psicoanálisis mismo. En el campo freudiano, esta pregunta se ha estudiado durante muchos años y se han elaborado varias orientaciones interesantes. Por nombrar solo algunas, los efectos contraproducentes de la identificación al analista dentro de una institución han sido ampliamente descritos. El transporte del diván del analista a la institución, en sentido literal y figurado, parece estar contraindicado. Un interés centrado en la lectura del real de la clínica es una demostración en acto de la eficacia del psicoanálisis. Pone al practicante al resguardo de rivalidades imaginarias entre las orientaciones clínicas. Hablamos generalmente de una práctica entre varios como un modo de "tratamiento del Otro" del psicótico.
Cualquiera que sean los resultados de esta investigación, hay tres cosas a tener en cuenta. En primer lugar, un gran número de miembros de la EuroFederation, orientados por el psicoanálisis lacaniano, están presentes y operan en instituciones de salud mental, refugios sociales, instituciones del juez, escuelas, etc. Es un hecho. En segundo lugar, este hecho es esencial para la supervivencia de un psicoanálisis que no es extraterritorial. Tercero, y este es el punto que queremos hacer explícito durante el PIPOL 6 , nos damos cuenta que el practicante que tiene la experiencia del psicoanálisis muy a menudo tiene una relación justa y un saber hacer inédito con lo real de la clínica. Esta peculiaridad está ausente cuando el practicante no tiene esta experiencia. Esta precisión y saber-hacer aparecen cuando el practicante presenta un caso, incluso si esto sucede sin que se de cuenta.
Del discurso y de la lalangue en institución
Se constata que en las instituciones que dan lugar al psicoanálisis, podemos ver que la orientación pasa por un esfuerzo por el bien decir, decir mejor, decir de otra manera. En lugar de decir "roba todo el tiempo," se prefiere decir "que descompleta al Otro". En lugar de "es muy violento", se prefiere: "a menudo hace pasajes al acto", el pasaje al acto es una palabra que pasa en el "hacer" porque no se puede decir. En el lugar de "busca llamar la atención", se prefiere: "él está en el lugar del falo materno". En lugar de "no tenes derecho", se prefiere un « nosotros no tenemos el derecho ". En lugar de " es un manipulador," se prefiere ", escapa a la voluntad del Otro malvado". En lugar de "es hiperactivo," se prefiere "el goce retorna en el cuerpo."
Este esfuero de arrancar el discurso ambiente de la institución de las coordenadas imaginarias, educativas o "científicas" del evento clínico para ubicarlo en la estructura, no es un mero humanismo de buenas intenciones, porque, cuando uno dice de otra manera puede modificarlas. A la larga, estas fórmulas se convierten en un lenguaje institucional que determina una política de la institución frente al real de la clínica. Al mismo tiempo, un practicante que tiene la experiencia analítica reinventa cada vez, en función del caso, un bien decir inédito, que se aleja de cualquier lenguaje institucional común.
¿De dónde viene esta capacidad de invención?
Es que por leer su propia lalengua en su experiencia analítica, el practicante también está disponible para lalengua de otro. Durante los intercambios con el sujeto sobre eventos institucionales o cualquier otro tema, el practicante-analizante lee en la narración del sujeto lo que está escrito más allá de la pantalla de ese lenguaje, en donde "la función de verdad está de alguna manera amortiguada, por algo que prima" 3 . Esta lectura del lenguaje privado, íntimo, del sujeto le permite al practicante responder de una manera inventiva, más allá del lenguaje institucional.
La institución como entramado de la letra
Lacan enfatiza que cuando un sujeto nos habla sobre "papá-mamá" y de sus otros lazos de parentesco, de hecho se trata de lalengua , porque "el analizante habla solo de eso [de sus lazos de parentesco] porque sus parientes cercanos le enseñaron lalengua " 4 . Sin embargo, leer lalengua no siempre requiere este esfuerzo para atravezar la narración del sujeto, ya que fecuentemente lalengua está a cielo abierto. En ese caso, el practicante se inmiscuye en esta lalengua. participando y alentando al sujeto a elaborar un trabajo de la letra, sin insistir en comprender o apresurarse a darle sentido a este lenguaje privado. Todos los elementos de la estructura institucional están disponibles para poner en marcha este trabajo de la letra: ambientes, corredores, oficinas, puertas, vehículos, el jardín, las actividades, los talleres, los otros practicantes, los documentos administrativos, títulos del "personal", las reglas, etc. Si el "sujeto-practicante" es su partener, puede entonces dibujar circuitos pulsionales y circular, bordear un goce enloquecido que salpica los alrededores, pluralizar un Otro perseguidor y demasiado consistente, condensar fuera de cuerpo un goce que invade al sujeto,encontrar un enjambre de significantes que permiten al sujeto comprometerse en la vía de un sinthome singular. Este trabajo de la letra enriquece lalangue y viene a suplir un defecto de aprendizaje, porque lalangue , esta "lengua materna" 5 , se aprende.
De la lengua privada a al lengua pública
Pero no es solo la letra. En otros casos, el lazo de trabajo se teje por un ‘arrancar’ al sujeto de la dimensión autista de su lalangue , para verterlo en el lenguaje. Esta operación, que va de la lengua privada hacia el lenguaje público, es una aplicación del principio lacaniano sobre los niños con autismo: "seguramente hay algo que decirles" 6 . Este principio se extiende más allá del autismo stricto sensu hacia la dimensión autista de cualquier sujeto. Es precisamente hablar con lo que no está dirigido al Otro, introduciendo lalangue en el dialogo. El practicante le acerca al sujeto la hipótesis de un Otro del código. El sujeto dice: "¿aine ata oi kukina? Y el practicante le responde: "Si claro, Nadine está aquí hoy, está en la cocina". La sustancia institucional no sirve aquí como un entramado de la letra, sino que ofrece una materia para la construcción de un Otro. Así, el practicante sigue el surco de Mélanie Klein, esclarecida por Lacan, quien podría decir que en el caso Dick, ella "le mete el simbolismo" 7 .
Un elemento importante en esta construcción del Otro es la reunión del equipo. Al igual que Freud encarnando al Otro con una transferencia más allá del padre del Pequeño Hans, la reunión del equipo funciona como un más allá del practicante al que este último puede referirse. Si toda sesión analítica implica la presencia del Otro del lenguaje como tercero, más allá de la relación dual, el decir "lo hablamos en la reunión" o "lo hablaremos en la reunión", a menudo le da la consistencia necesaria a este tercero. Necesario en el trabajo institucional. Este lugar más allá, en donde la palabra se encarna en varias voces que se intercambian, alivia el peso de la relación imaginaria entre el practicante y el residente (usuario), forjando en las certezas una dialéctica.
Tener la experiencia del psicoanálisis
Debemos tener la experiencia del psicoanálisis, como hemos dicho, para leer lalangue . Primero la suya, luego la del otro. También hay que tener la experiencia del propio goce, la forma en que se eleva parcialmente al significante, se repite, se bordea, se localiza, se condensa para que pueda manejarse en el encuentro con el otro, sin pasar por el padre, la castración, la justicia, la moral. Hay que pasar por divan para saber íntimamente que el semblante tiene efectos reales, incluso si es solo verdad y mentiras. Hay que dejarse llevar por esta experiencia para darle a los ideales de una institución el lugar que les corresponde, es decir, prescindir de ellos y utilizarlos al mismo tiempo.
Sin embargo, si la institución es « algo establecido", el saber- hacer del practicante es de todo menos algo establecido. Mientras el análisis no esté terminado, ese saber no se sabe, pero sin embargo, traspasa tanto el saber que se elabora en la institución como la doctrina psicoanalítica en general. De ese saber que no se sabe y que, sin embargo, es operativo en el trabajo en institución cuando se tiene la experiencia del psicoanálisis, un joven AE 8 escribió recientemente: «Lo que me sorprende cada vez es un sentimiento de no haber sabido decir lo esencial. Como si en el corazón de lo que relatamos sobre nuestra clínica, nuestra investigación, nuestro progreso, se alojara algo como un núcleo invisible, una causa intrasnmisible, condición para que esta clinica se pueda desplegar »
Bueno, el audaz proyecto de PIPOL 6 será abordar este punto indecible, poniuendo en evidencia el triángulo entre el caso, la institución y la experiencia del análisis del practicante. Practicantes analizantes, ya sean analistas o no, hablarán de un caso, de la forma en la que se apoyaron en su propia experiencia del análisis para leer lalangue , sostenerla y verterla en el lenguaje público, maniobrando con el discurso de la institución para extraer y apoyar las soluciones inventivas del sujeto.
*texto presentado en PIPOL 6: El caso, la institución y mi experiencia del psicoanálisis. publicado en https://elp.org.es/hacia-el-pipol-6-n/
1 LAURENT, E., "Institución de fantasía, fantasías de la institución", Feuillets du Courtil , N ° 4, abril de 1992.
2 LACAN J., "Discurso sobre las psicosis del niño", Otros escritos , Seuil, París, 2001, p. 364.
3 LACAN J., Seminario XXIV, Sin que el ganso se vaya a morir , 19/04/1977, Ornicar? 17/18.
4 Ibid .
5 LACAN J., "Conferencias y entrevistas en universidades norteamericanas", Scilicet 6-7, París, Seuil, 1976, p. 14.
6 LACAN J., "Conferencia en Ginebra sobre el síntoma" (1975), en Psychoanalytic Notepad , No. 5, 1985.
7 LACAN J., El libro de seminario I, Los escritos técnicos de Freud , París, Seuil, 1975, p.81.
8 Bruno de Halleux.
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