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Sobre el goce sexual I

Marcela Errecondo


¿Cómo es que una parte del goce deviene sexual?

En el Seminario IV, Las relaciones de objeto, Lacan dirá que es por el camino del Edipo y la castración.

Si quiere decir algo que el complejo de Edipo exista, es que el brote natural de la potencia sexual en el niño no se produce solo (….) Por una parte, es preciso que el verdadero pene, el pene real, el pene válido, el pene del padre, funcione. Por otra parte, el pene del niño, que se sitúa en comparación con el primero, en una Vergleichung, ha de adquirir su misma función, su realidad, su dignidad. Y para conseguirlo, es preciso pasar por esa anulación llamada el complejo de castración. En otros términos, en la medida en que su pene resulta momentáneamente aniquilado, el niño estará destinado a acceder a una función paterna plena, o sea ser alguien que se sienta legítimamente en posesión de su virilidad. Y resulta que este legítimamente es esencial para un feliz funcionamiento de la función sexual en el ser humano. Todo lo que decimos sobre el determinismo de las eyaculaciones precoces y los distintos trastornos de la función sexual no tiene ningún sentido, salvo en este registro (…..) Como la experiencia nos enseña, en la asunción de la función sexual viril juega un papel esencial la presencia del padre real (….) En la medida en que el padre, tal como existe, cumple su función imaginaria en lo que tiene de empíricamente intolerable, incluso indignante cuando se deja sentir su incidencia castradora, sólo en esta perspectiva, se vive el complejo de castración.” (J. Lacan. Seminario 4, La relación de objeto. pg. 366.)

Vemos en esta extensa cita como aquí Lacan sostiene la idea que es necesario que lo simbólico trasforme al goce anulándolo, para que éste pueda ser asimilable y operativo. Del Edipo entonces surgirán las identificaciones hombre y mujer. Ambos, son semblantes. Los semblantes son significantes. Estos significantes se organizan alrededor del falo simbólico, que a su vez dan lugar a los efectos de la castración, es decir que la emergencia de los significantes se efectúa a partir de la falta imaginaria, y por intermedio del falo, el goce esta puesto en función significante. De esta forma lo que surge como el deseo masculino y el deseo femenino produce una repartición sexual tal como lo dice J-A Miller.

Los semblantes pueden tomar para el sujeto valor de goce sexual. Estamos en una dimensión en donde el falo puede llegar a inscribir algo del goce en el cuerpo simbólico, pero ese goce tiene que estar negativizado y reprimido, es decir que ha pasado por la castración. Lo que se pierde del goce se gana por el deseo.

*integrante del cartel Los seis paradigmas del goce

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