¿Qué incidencia le parece que ha tenido en la clínica el paradigma IV “El goce normal”?
Pablo Reinoso
El Seminario XI constituye un avance mayor en la enseñanza de Lacan porque supera el clivaje entre el lenguaje y el goce. Hasta aquí, el goce surgía, se manifestaba, hacía irrupción en tanto oposición a lo simbólico, bajo la forma de lo Imaginario o bajo la forma de la Cosa (Seminario VII, La Ética): es decir como no sumisa a lo simbólico, o como inaccesible.
Ahora bien, la novedad radical del psicoanálisis consiste en el hecho de haber subvertido el concepto secular del ser humano que opone una parte "animal" a una parte "racional". El psicoanálisis ha sacado a la luz precisamente la existencia de una "satisfacción" (Befriedigung) que es propia del ser "racional", del ser hablante: la presencia de un goce que es inherente al logos. Este seminario lleva a cabo esta subversión poniendo fin a todas las oposiciones tradicionales, que aún podrían haber encontrado eco en los primeros tiempos de la enseñanza de Lacan. A través de la intersección de "alienación" y "separación", una misma topología vincula significante y pulsión, alrededor de un agujero. Es una forma de anudar que anticipa lo que más tarde será el anudamiento borromeo R. S. I.
La superación de la división entre significante y goce tiene entonces consecuencias directas sobre la construcción de la clínica. Cada forma de patología tiene dos caras, lo que se opone a una perspectiva más tradicional que tiende a distribuir los síntomas en una vertiente "mental", "cognitiva", o en una vertiente "emocional". Este seminario introduce, entonces, las premisas de una perspectiva más amplia de la clínica, que está advertida de la intrincación del significante y el goce en sus diferentes formas. Lo que las pone en continuidad, más allá de su diferencia de estructura, es que cada una de ellas constituye un intento de responder a la misma falla fundamental en la condición del ser hablante, la de una fórmula del goce.