Ernesto Gangli. EOL Sección Rosario AP. EOL. AMP
¿Qué incidencia le parece que ha tenido en la clínica el paradigma IV “El goce normal“ ?
El goce expresado en los seis paradigmas, evidencia que el goce no se dice de una sola manera. Y, por otro lado, que no es menor, el goce no habla. Está claro que no habla pero se desparrama por doquier.
Se trata en los seis paradigmas del goce de la conferencia que dio Jacques Alain Miller en los Angeles en el año 1999 en el que retoma su curso “La experiencia de lo real en la clínica psicoanálitica”, del mismo año. Miller señala que son fotogramas simplificados. Es una metáfora del cine, es como pasar cine, procura en su exposición el movimiento. La dinámica, la sensación de movimiento. No obstante, se puede lograr al tomar un rasgo, un detalle. Estimo que esa ha sido la impronta del trabajo. Que se está realizando.
Lacan pasará de lo masivo del goce de la ética a un goce fragmentado en objetos a del Seminario XI. Ya no se trata de un abismo sino de un pequeño hueco, dirá: el objeto a es la presencia de un hueco, de un vacío. Se tendrá acceso al goce a través de la pulsión que hace una ida y vuelta.
Para presentar la operación de la separación y la introducción del objeto a como respuesta, tenemos que sustituir al sujeto por el cuerpo viviente, sexuado. El cuerpo sexuado afectado por su mortalidad, su relación con el Otro sexo, se traduce en pérdida de vida, que recuperará introduciendo los objetos de la pulsión.
En el Seminario 11 y en el escrito correspondiente a este Seminario 11, “Posición del inconsciente”, algo empieza a cambiar. Para Lacan en este momento, lo que es el inconsciente propiamente dicho es la alienación. La alienación es la estructura de las formaciones del inconsciente que se traduce en la división del sujeto. Es decir, que el inconsciente propiamente dicho es una operación puramente significante. Al obtener el objeto pequeño a en la segunda operación, la de separación, va a ser necesario salir del significante. Esto implica de algún modo salir del inconsciente e introducir el cuerpo, el organismo y la pulsión. Es decir que Lacan articula en el Seminario 11 y en el escrito “Posición del inconsciente”, inconsciente y pulsión, que aparecen como dos de los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis; los podríamos homologar: el inconsciente a la alienación y la separación a la pulsión. Entonces, el objeto a aparece aquí como el primer suplemento del inconsciente, como el primer suplemento del significante –estamos al nivel del Seminario 11 y del paradigma 4 del "goce normal o fragmentado"– y comienza a introducirse algo que ya no es para el querer decir, sino para el goce. Ese "para el goce", después va a tomar muchas formas en la enseñanza de Lacan, pero primero va a aparecer como objeto a. A esta altura, tenemos el significante del lado de la verdad, del lado del mensaje y luego tenemos el "para el goce" del lado del objeto a.
Al cuarto paradigma lo llama "El goce fragmentado", fragmentado en objeto a, como objeto de la pulsión. Dicho objeto es la presencia de un hueco, un vacío. Y se accede al goce por la pulsión que va y viene; es decir que, el goce se nos presenta como alcanzado en un circuito de ida y vuelta.
Aun así, nos encontramos con una dificultad señalada en el escrito “posición del inconsciente”: La operación de alienación no nos da más que un sujeto significante, reducido a una falta significante; es decir, no tiene otra sustancia que el conjunto vacío. Podemos buscar a tientas dónde se encuentra ahí una sustancia susceptible de gozar, no encontraríamos ninguna.
La biopolítica, señala: escuche su cuerpo, “el cuerpo habla”. En la perspectiva de la última enseñanza de Lacan, se plantea un reverso En tanto tenemos, “un cuerpo hablante”, que es la perspectiva de la última enseñanza de Lacan –“hablar la lengua del cuerpo”. El síntoma histérico hablaba. Cierto es que el síntoma hablaba, pero eso es puesto en tela de juicio en la perspectiva de la lengua del cuerpo y de esta consideración de que el cuerpo es sustancia gozante, “. Es decir: eso no habla, eso goza. Eso, justamente, goza sin hablar, eso goza fuera de sentido. La “dimensión sustancial”, no tiene no obstante otra sustancia que la ditmension (mención del dicho o dicho-mansión), no tiene otra referencia ni otra morada que el lenguaje mismo, “la función del lenguaje” que vela por ella.
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